Este es el perfecto ejemplo para ilustrar la importancia del brunost entre los noruegos. O al menos la importancia que los foráneos creemos que ellos le dan. El típico regalo de cuando-no-sabes-que-regalar-a-un-extranjero-que-vive-en-Noruega es un libro simpatiquete con vinhetitas llamado como el título de esta entrada Brown cheese, please. Si, lo tengo y me he descojonado leyendolo, aunque tal vez para alguien que desconozca la cultura noruega, o que no haya vivido aquí resulte extranho y sin gracia. Aquí va una pepita que he encontrado por internet:
Esta vinhetilla ilustra perfectamente uno de los problemas más acuciados por los nórdicos, la falta de interacción social previa ingesta de alcohol. Que sí, que en todas partes pasa un poquillo lo mismo, cuando andamos tronzados somos muy amigos de todo el mundo, y luego… pues ya no nos queremos tanto… pero aquí es un poquillo más acentuado el asunto, vease como ejemplo la vinheta superior, que aunque a mi no haya porque creerme, esto está publicado!